De vez en cuando las horas
se devoran las agujas, ahogándose en mis ojos,
y me duele la distancia en la demora, colmada de antojos.
De vez en cuando te pienso,
y me recorres los momentos embriagados de insomnio,
ésos que te clavan en mi mente y me penetran hasta la sombra.
De vez en cuando te nombro,
y me vienes a la boca con sabor a deseo,
encendiendo mil antorchas aquietándome el infierno.
De vez en cuando te miro,
y tu rostro de ausencia, diluvio tortuoso, destroza mi cordura
y me embarca al eterno naufragio de nuestra historia difusa.
De vez en cuando te quiero,
y se aquieta en mi pecho un te amo impronunciable,
cuyas garras me lastiman por emerger incansable.
De vez en cuando te tengo,
y en tu secreto rompen olas que se deslizan por mi pelo,
y me arrancan el fuego que atesoro cuando no te veo.
De vez en cuando te ruego,
que me robes tu recuerdo y me quiebres el ocaso,
llevándote los pedazos de estas horas que se ahogan
cuando emigras de mi lado.
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